“Te ofrezco pobres calles, desesperados crepúsculos, la luna de los desarrapados
suburbios.
Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado largamente la luna solitaria.
Te ofrezco mis ancestros, mis muertos, los fantasmas que los vivos honraron en mármol.
Te ofrezco la lealtad de un hombre que jamás ha sido leal.
Te ofrezco lo que pueda haber en mis libros, lo que pueda haber de hombría y humor en
mi vida.
Te ofrezco la entraña de mi ser, que de algún modo he preservado.
Te ofrezco la memoria de una rosa amarilla vista al atardecer algunos años antes de que
nacieras.
Te ofrezco explicaciones de ti misma, teorías de ti misma, auténticas y sorprendentes
novedades de ti misma.
Te puedo dar mi corazón, mis tinieblas, el hambre de mi soledad; estoy tratando de
sobornarte con la incertidumbre, con el peligro, con la derrota"
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