«Los problemas que encontramos en
nuestras vidas y en el mundo (ya
se trate de nuestras
circunstancias personales o del
hambre del mundo) proceden de una
debilidad energética y de un
‘desanclaje’; es decir, de una
ineptitud para abordar su propio
ser, a los demás y a la Tierra
así como la manera en la que la
vida busca moverse y evolucionar
a través de nosotros. La cuestión
no es saber si debemos actuar, o
no, para ‘hacer algo’ sino saber
qué nos hace actuar».
nuestras vidas y en el mundo (ya
se trate de nuestras
circunstancias personales o del
hambre del mundo) proceden de una
debilidad energética y de un
‘desanclaje’; es decir, de una
ineptitud para abordar su propio
ser, a los demás y a la Tierra
así como la manera en la que la
vida busca moverse y evolucionar
a través de nosotros. La cuestión
no es saber si debemos actuar, o
no, para ‘hacer algo’ sino saber
qué nos hace actuar».
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