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27 nov 2014
Una investigación de la
Universidad británica de Portsmouth afirma haber cercado la primera
evidencia experimental sobre el significado evolutivo de la conducta
homosexual, que refuerza la hipótesis de que ha servido para
afianzar el vínculo social de nuestra civilización.
Hace pocos días volvió a
aparecer en los medios de comunicación generalista la teoría que
defiende que la homosexualidad en la especia humana viene determinada
por la información genética que portan nuestros cromosomas. Un
pensamiento que, a pesar de que parece ''redimirnos'' a los ojos de
los sectores más homofóbicos, tiene una importante carga
segregadora implícita, que podría ser utilizada en contra del
colectivo homosexual -y no sólo en una película de ciencia ficción
distópica-.
En completo contraste a la
citada hipótesis se encuentra el estudio que hoy os acercamos,
llevado a cabo por un equipo de investigación de la universidad de
Portsmouth -Reino Unido- liderado por la doctora en Psicología Diana
Fleischman.
Según los resultados
recogidos en 'Testing the Affiliation Hypothesis of Homoerotic
Motivation in Humans: The Effects of Progesterone and Priming', las
relaciones homosexuales han servido a lo largo de la Historia para
reforzar el vínculo social y las alianzas entre personas del mismo
sexo, permitiéndonos avanzar como una civilización cohesionada.
El equipo de investigación
autor del estudio señala que tanto entre machos como entre hembras
primates no humanos, la afiliación social es uno de los principales
motores del comportamiento homoerótico, algo que también se ha
observado en los estudios del desarrollo de diferentes culturas de
nuestra especie y que es común, en mayor o menor proporción, a
todos los seres humanos.
¿En qué se basan?
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La investigación tomó
como punto de partida el estudio de la inclinación homoerótica de
244 hombres y mujeres. En primer lugar, distribuyeron a las mujeres
según una escala de motivación homoerótica a través de un
cuestionario y midieron sus niveles de progesterona en la saliva, una
hormona ínimamente ligada a la sociabilidad.
Los resultados mostraron
que en las mujeres del estudio, la predisposición a mantener
relaciones homoeróticas mantenía una fuerte relación directa con
sus niveles de progesterona.
En el caso de los hombres,
el estudio detectó que los que habían sido expuestos a estímulos
afiliativos y sociabilizadores durante la prueba eran más propensos
a respaldar su propia participación en actos homoeróticos que los
que habían sido estimulados con conceptos neutrales o sexuales.
Tras medir los niveles de
progesterona en la saliva de los varones, se les dividió en tres
grupos y pidió que cada uno completara un puzzle de tres propuestos:
el primero, con palabras relacionadas con la amistad; otro con
términos relacionados con la sexualidad; y un tercero, con palabras
neutras.
Al evaluar posteriormente
su predisposición homoerótica, los hombres que habían montado el
puzzle con palabras sobre la amistad se mostraron un 21% más
predispuestos a aceptar conductas homoeróticas que los de los otros
grupos, algo que fue refrendado al medir sus niveles de progesterona.
Los resultados sugieren
entonces que el comportamiento homoerótico entre individuos que no
se identifican como exclusivamente homosexuales tienen una base
relacionada con el valor adaptativo de la especie, determinando así
la primera evidencia experimental que avala la hipótesis de que la
homosexualidad puede tener, entre otros orígenes, un rol social
evolutivo.
Por huffingtonpost.com /
Fuente Gráfica: @philippeleroyer
Tomado de: http://www.chueca.com/articulo/la-atraccion-homosexual-es-parte-esencial-de-la-evolucion-de-la-humanidad#.VHc0GTeVLBY.twitter
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