domingo, 18 de septiembre de 2016

El último tabú

Fu Yuanhui —ganadora de la medalla de bronce por los 100 metros espalda en nado— está en cuclillas. No se le ve el rostro. Sí se ve la gorra que oculta su pelo castaño. Sí se ven los hombros poderosos y la espalda marcada. Se adivina su mano izquierda sobre la parte más baja de la barriga.Hay algo que no está bien. La sonrisa encantadora de Fu, esa frescura que la convirtió en la última sensación de los deportistas chinos que participaron en los Juegos Olímpicos, está apagada. Así la registra la cámara de televisión del canal Shanghai Expat después de la carrera de 4x100 en la que China quedó fuera del podio. Fu todavía está en cuclillas, pero la periodista igual pregunta.—Fu Yuanhui, sé que ayer de noche no te sentiste muy bien.La nadadora se levanta con la ayuda de una de sus compañeras de equipo. Tiene la cara desencajada. Respira rápido. No logra estar parada derecha. Finalmente, sin mirar a la cámara, contesta.—Siento que no nadé lo suficientemente bien hoy. Quiero pedirle perdón a mi equipo por eso.—Está bien. Es claro que más allá de las circunstancias diste todo. Parece que estás experimentando un fuerte dolor de panza en este momento —le dice la periodista.—Sí, de hecho me vino el período ayer de noche. Entonces me siento bastante débil y muy cansada. Pero esto no es una excusa. Después de todo, no nadé bien.Fu —20 años, dientes torcidos, ojos cansados, mirada poco feliz— dijo lo que muy pocas deportistas se han animado a declarar públicamente. Fu habló de su menstruación. De esa manera la nadadora puso sobre la mesa —robándose así un pedacito de historia deportiva— un tema del que se habla muy poco, casi nada. Tan es así que las atletas de alta competencia se refieren al asunto como uno de los últimos tabúes del deporte.
Lo que no se nombra. Las mujeres —muchas de ellas— han decidido no nombrarla. Dicen “me vino”, “estoy con el asunto”, “me está bajando la cuestión”. En el trabajo preguntan susurrando (incluso en oficinas donde no hay ni un solo compañero hombre) si alguna compañera tiene una toalla higiénica. Han inventado maneras graciosas de llamarla para evitar el engorroso momento de tener que decir “la menstruación”. La llaman “Andrés”, “la Juana”, “la regla”. Las mayores de 30, seguramente, se toparon alguna vez con alguna intregrante de la familia que habló de enfermedad o indisposición. Y, por supuesto, está toda la camada de mujeres que creció creyendo que durante esos días no se podían lavar el pelo o meterse al agua.En 1999 la periodista norteamericana Karen Houppert publicó el libro “The Curse: Confronting the Last Unmentionable Taboo, Menstruation”. El extenso y documentado trabajo se refería a los tampones y a las toallas higiénicas como “artículos de lujo” y daba cuenta de lo incómodo que seguía siendo hablar de la menstruación en espacios laborales. “Toda mujer adulta que trabaja en una oficina, cuando se levanta de su asiento y hace la caminata desde su cubículo hasta el baño, esconde discretamente bajo sus mangas el tampón o la toalla, o incluso eligen llevar el bolso con ellas. De esta manera no es que esconden la sangre en sí misma: lo que esconden es el hecho de que están sangrando”, afirmó Houppert en una nota de CNN publicada en marzo de este año.Con todo este bagaje no es de extrañar que la tenista inglesa Heather Watson se haya referido a su menstruación como “esas cosas de chicas”. En enero de 2015, Watson —entonces número 38 del mundo— disputaba un partido del abierto de Australia contra la búlgara Tsvetana Pironkova. Al finalizar el primer set, que perdía por 4 a 6, la inglesa tuvo que pedir un médico porque se sentía muy mal. Dijo que estaba mareada, con náuseas y poca energía. De todos modos siguió jugando. En el siguiente set no pudo ganar ni un solo game. En entrevista con la cadena Sport de la BBC, Watson declaró: “Me pasa esto en distintos momentos.Tengo uno o dos días en los que me siento así”. Sin hablar de su período o de su menstruación, la tenista logró que durante varias semanas en Inglaterra se discutiera de cómo afectan los ciclos menstruales a las mujeres que practican deporte de manera profesional.Muchas colegas tenistas hablaron del asunto. La ex número uno de Inglaterra Annabel Croft, en entrevista con la BBC, fue contundente: “El período menstrual parece ser uno de esos temas que se barren debajo de la alfombra y que son un verdadero secreto. Es suficientemente duro tratar con este asunto en cualquier momento. Pero, de hecho, intentar salir ahí afuera y dar lo mejor de ti en un deporte de elite en uno de los momentos del año más cruciales es muy complicado.Creo que las mujeres sufren en silencio este tema. Siempre ha sido un tabú”.Houppert declaró que le hubiese gustado que Watson mencionara el asunto por su nombre. Aunque entiende que se trata de una cuestión problemática porque puede ser utilizado en su contra. “Es muy fácil desacreditar a una mujer diciendo ‘ah, está con el período’ si está enojada o muy sensible. Es una manera de poner en tela de juicio lo que está diciendo”, afirmó la autora del libro.Por eso Fu, para muchos, hizo una declaración histórica.En una columna de “The Guardian” la periodista Rose George explicó por qué le daría una medalla de oro a la nadadora china. “Las atletas, que conocen sus cuerpos y habilidades de manera íntima, deberían ser las mejores a la hora de hablar en voz alta de sus períodos”, escribió George.Previo a que se iniciaran los Juegos Olímpicos de Río, la necesidad de que las deportistas mencionen sin pudor la llegada de su menstruación o que cuenten cómo les afecta en sus rendimientos (si es que esto sucede) parecía un tanto evidente en algunos círculos. No es casualidad que la marca de toallas higiénicas Bodyform haya hecho un comercial con el título “Blood”, donde no aparece ni una sola vez el famoso líquido azul. La publicidad realizada en Inglaterra y dada a conocer en mayo de este año muestra a una serie de mujeres haciendo deportes y sangrando. Tienen lastimadas las manos, los pies, la frente, los labios. Y de todas maneras siguen compitiendo, corriendo, nadando, bailando. El aviso de 1.22 minutos termina con las siguientes frases: “Ninguna sangre debe detenernos”. “Viví sin miedo”.“No dejes que tu período te frene”. Los Juegos Olímpicos empezaron unas semanas después.
La otra cara. El episodio de Fu, de todos modos, dejó de lado un detalle que no es menor: muchas de las mujeres que compiten en esos niveles experimentan complejidades con sus ciclos menstruales. Están las que dejan de menstruar y también están las que lo hacen de manera muy irregular. Las deportistas de elite pueden pasarse seis meses sin sangrar. Aunque las investigaciones al respecto no abundan, el asunto ha valido varios estudios en lo que va del siglo XXI. Según una investigación de “The British Medical Journal” realizada en el año 2007, hasta 80% de las mujeres que realizan ejercicio físico intenso pueden tener algún tipo de disfunción menstrual.En el estudio “Influence of high intensity training on menstrual cycle disorders in athletes” realizado por “The Croatian Medical Journal” se dice que “la prevalencia de la amenorrea en las practicantes de carreras de fondo, ballet o patinaje artístico oscila entre 25% y 70%, frente a 5% de la población”. Así también lo concluye un trabajo del International Center for Sport Nutrition de Omaha, Nebraska, Estados Unidos. Según el texto, “la prevalencia de la amenorrea varía entre las distintas modalidades deportivas. En un estudio con 226 atletas de elite, las gimnastas tenían la mayor incidencia de amenorrea (71%), seguidas por las remadoras de peso liviano (46%) y las corredoras (45%)”.El médico uruguayo especialista en endocrinología y ginecología, grado 4 de la Facultad de Medicina, Francisco Cóppola, asegura lo mismo que las investigaciones internacionales. “Hay un síndrome que se llama “amenorrea de la atleta”. Esto les sucede por tres razones: porque su composición grasa es muy baja, sus niveles de estrés son muy altos y finalmente por el ejercicio físico en sí mismo y el desgaste energético que implica”, explica Cóppola. Para el médico, este tipo de ejercicios son de tan alto nivel que dejan de ser saludables. Y que, por ende, la parte endócrina de estas atletas se ve modificada de una forma que no es saludable.Cóppola, que tiene entre sus pacientes a varias mujeres que compiten en natación, asegura que la mejor manera de controlar las fechas de la menstruación es con pastillas anticonceptivas y enseñándoles a atrasar sus períodos en tiempos de torneos importantes. “Esto lo hago por una cuestión de comodidad para ellas, no porque considere que vayan a rendir menos”, asegura el especialista.La atleta uruguaya Débora Reis —20 años, gimnasta, octava en los Juegos Panamericanos de Toronto de 2015— cuenta que toma pastillas anticonceptivas desde que era muy joven. “Hasta los 14 años me venía de manera muy irregular, cada dos meses o incluso cada tres. Ahí me descubrieron que tenía ovarios poliquísticos y empecé a tomar las pastillas. Desde ese entonces me viene perfecto. Lo que sí me pasa es que cuando estoy muy nerviosa o con mucho estrés por las competencias no me viene. Y cuando termina el torneo me viene enseguida”, cuenta Reis. La gimnasta nunca alteró su ciclo para que no coincidiera con competencias importantes. “Si me tiene que venir, me arreglo. No es lo mejor porque me siento más cansada y pesada, pero compito igual”, concluye.Por su parte, Inés Remersaro, la nadadora uruguaya que acaba de competir en los Juegos Olímpicos, dice que no sabe de qué manera le influye la llegada de la menstruación en su rendimiento. “En mi deporte es algo incómodo y por ahí hay meses que te molesta más que otros”, dice Remersaro.¿Afecta o no afecta? Hay que entender algo: recién en los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres todos los países participantes contaron con deportistas femeninas.Fue también la primera vez en la que las mujeres compitieron en todas las disciplinas olímpicas. La participación de las mujeres en los Juegos se dio a partir de París en 1900, los segundos Juegos de la era moderna pero, por supuesto, solo participó un puñado. Evidentemente, las investigaciones sobre cómo afecta el ciclo menstrual en el desempeño de las atletas son poquísimas aún.En un estudio realizado por el “British Journal of Sport Medicine” publicado en junio de 2016 y difundido por el sitio “Vice Sports” se revela que “41,7 por ciento de las mujeres que hacen ejercicio creen que su ciclo menstrual tiene un impacto negativo en su rendimiento. El déficit de hierro causado por el sangrado y el aumento de la temperatura corporal justo antes del período son algunos de los factores que, según los expertos, afectan a las competidoras, pero debido a la falta de investigación al respecto, estos hechos siguen siendo mera especulación”. Según un artículo titulado “El ciclo menstrual y el entrenamiento deportivo: una mirada al problema” publicado en 2013 por Elena Konovalova, se mencionan dos investigaciones que estudiaron esta temática. La primera —realizada en 2003 con 47 voleibolistas y basquetbolistas rusas de 19 y 20 años— encontró que 85% de estas mujeres sufren el descenso en la capacidad de trabajo y en su estado en general durante las fases premenstrual y menstrual. El segundo fue llevado a cabo en España en 2009 con las futbolistas de elite. El trabajo “Ciclo menstrual, rendimiento y percepción del esfuerzo en jugadoras de fútbol de elite” obtuvo como conclusión que “durante la fase menstrual se presenta una alta correlación negativa entre la magnitud del esfuerzo percibido y los resultados de las pruebas físicas”.Son muy pocas las personas que se enteran de si una atleta (de esas que brillan en las transmisiones televisivas y hacen cosas imposibles) se siente mareada, pesada, con un dolor de panza que no las deja pensar, con poca fuerza, sin ganas de correr, saltar, hacer esfuerzo, con ganas de estar hechas un ovillo de lana calentitas en su cama. Muchas deportistas que participan en competencias de alto nivel ni siquiera lo hablan con sus entrenadores (la mayoría de las veces, hombres). A veces por pudor, otras por falta de información sobre de qué manera podrían sentirse mejor. También están las que consideran, como la ciclista profesional estadounidense Inga Thompson, que después de dar tanta pelea para competir en igualdad de condiciones no querría sacar la carta de “ser mujer”. “Hay una línea muy delgada entre ser abiertas y socavar las habilidades deportivas de las mujeres”, aseguró en una nota con CNN.El tema es extenso y con opiniones diversas. En el año 2016, con todos los territorios que el sexo femenino ha conquistado, que una deportista diga que le vino la menstruación sigue siendo noticia. El tabú aún vive.

9minNº1881 - 24 AL 31 DE AGOSTO DE 2016Pía Supervielle
La menstruación en el deporte vuelve a ser tema de conversación después de que la nadadora china Fu Yuanhui dijera que le había venido el período al terminar una carrera de natación durante los Juegos Olímpicos


http://www.busqueda.com.uy/nota/el-ultimo-tabu

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